Hace un tiempo me pasó algo que me dejó helada.
Estaba frente al espejo, preparándome, y de repente…
no me reconocí.
No sólo era que no me gustaba lo que veía.
Era más profundo.
Era como si algo en mí se hubiese apagado.
Como si me hubiese vaciado de mí misma.
Y la frase vino sola, como un cuchillo silencioso:
“Estoy rota.” "Estoy mal" "Estoy fea".
Hoy lo entiendo.
No estaba rota. Estaba desconectada.
De mi cuerpo. De mi alma. De mi energía.
De lo que me hacía bien, de lo que me hacía sentir viva.
Estaba cumpliendo con todo lo que “tenía que hacer”, pero sin estar presente.
Y eso… duele.
Porque nadie te enseña qué hacer cuando ya no te sentís en casa dentro tuyo.
¿Cómo se siente estar desconectada?
Es abrir los ojos y sentir que todo pesa.
Es tenerlo “todo” pero no disfrutar nada.
Es no tener energía ni para lo que amas.
Es llorar sin tener claro por qué.
Es decir “todo bien” cuando por dentro estás gritando.
Y sí…
A mí también me pasó.
Y no una sola vez.
Hasta que entendí algo clave:
esa sensación no era una sentencia, era una señal.
Un llamado.
Una forma en la que mi alma me pedía que volviera a casa.
Desde lo energético…
Cuando estás desconectada, tu energía femenina se apaga.
No fluís, no recibís, no te expandís.
Vivís en modo supervivencia.
Y en ese modo… no hay espacio para el gozo, ni la intuición, ni la magia.
Estás tan en piloto automático, que te olvidás de ser vos
Tu luz sigue ahí, pero está cubierta por capas:
exigencia, culpa, cansancio, miedo, juicios
Y volver…
no es inmediato, pero sí es posible.
Y lo más importante: es necesario.
Por eso creé el ebook Manual para volver a mí.
Porque yo también necesité una guía cuando sentí que ya no sabía quién era.
Este manual es una brújula para cuando estás perdida.
Una invitación a volver al cuerpo, a la intuición, a tu voz.
A mirar tu reflejo y decir: “Hola, te extrañé, pero aca estoy!"
Y si sentís que necesitás liberar energía densa, te recomiendo sumar una limpieza energética personalizada.
Para soltar lo que no es tuyo.
Para abrir espacio a lo que sí te nutre.
No estás rota
Estás volviendo.
Y eso… ya es todo.
No te apures.
No te exijas.
No te compares.
Volvé a vos.
A tu centro.
A tu verdad.
Acá te espero.
Yo también estoy en ese camino.